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lunes, 17 de mayo de 2010

Henning Mankell

... Se acercó a la borda y miró el agua, de un azul grisáceo, que se estrellaba contra los flancos del destructor. «El mar nunca cede», sentenció para sí, «nunca vende su pellejo. En invierno, este mar es como una piel helada. El otoño es calma, espera. Repentinos arrebatos de vientos vociferantes. El verano no es más que un raudo destello en la límpida superficie del agua.

... »El mar, la elevación del terreno, todos esos fenómenos, incomprensibles, son como el lento movimiento desde la niñez hacia la senectud y la muerte. En todos los hombres se produce una elevación del terreno. Del mar proceden todos nuestros recuerdos.»

Henning Mankell
"Profundidades"
Editorial Rusquets

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