... Entonces se levantó Poseidón, venerable de antigüedad, verde y traslúcido de algas marinas. Y habló. Regular, como las olas. Rumoroso, como la playa. Llenas de eco sus palabras, como las cóncavas caracolas. Y terribles como una galena atlántica. ¡Ay, hablaba como la mar se mueve! Y todos le escucharon sobrecogidos, como se escucha al mar.
Gonzalo Torrente Ballester
"Ifigenia y otros cuentos”
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