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viernes, 30 de abril de 2010

Luis Cernuda

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda
La realidad y el deseo
Los placeres prohibidos, 1931
Si el hombre pudiera decir (fragmento)

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